No son monstruos son hijos sanos del patriarcado. La Entrevista con Luis de Llano
Lucía Núñez

En los próximos días, la Suprema Corte de Justicia de la Nación discutirá el proyecto de sentencia a cargo del ministro Jorge Mario Pardo Rebolledo, en el que se niega la protección constitucional al productor Luis de Llano Macedo. En relación con esto, volví a ver el programa de televisión La Entrevista que, entre otros motivos, dio origen a la demanda civil de Sasha Sokol contra Luis de Llano.
En el programa La entrevista con Yordi Rosado el exitoso productor de Televisa Luis de Llano habló de su contexto familiar, su trayectoria laboral y sus experiencias personales. Su entrevista refleja ciertos aspectos de la cultura masculina patriarcal, como cuando narra emocionado su encuentro a los 13 o 14 años con una “prostituta” en Jojutla, Morelos. En general, la charla siempre gira en torno al poder, la erección y la potencia sexual.
De Llano comparte lo excitante que era la pornografía tradicional para un adolescente urbano como él. En esa época, aclara, no existía Playboy; leían la revista Bea de “puras encueradas”. Lo que transmite De Llano en su charla son las interpelaciones de la masculinidad cisheteropatriarcal que conlleva la homofobia. Por ejemplo, comenta que ha aconsejado a uno de sus hijos: “a ti el sexo te lo debe enseñar una mujer, no un hombre” y, aclara, sin que nadie lo requiera, sino para afirmar su masculinidad públicamente: “nunca he tenido sexo con un hombre”.
De Llano está consciente de que las mujeres lo buscan por su poder y no por su “linda cara”, como le solía decir la güera. Al tiempo, Yordi Rosado agrega: “pues sí, si tu eras el productor más importante”. Las mujeres lo buscaban y lo asediaban. El productor agrega: “en una época fui bastante golfo”, “tuve éxito con muchas mujeres…” veía las fotografías de todas las actrices cuando “bajaba por las escaleras del CRIT” y les decía a sus acompañantes, seguramente otros varones del medio: “a esa ya, a esta también”. Más adelante añade: “las niñas buscaban una especie de imagen paterna”.
Lo que cuenta De Llano pone en evidencia el contexto de desigualdad de género y poder de facto (supra subordinación) en el que muchas de las mujeres adultas que querían ser actrices lo tenían que, o lo podían lograr, no solo por su talento, sino a través del uso de lo que algunas autoras feministas llaman “capital erótico”. Ellos lo saben, nosotras también y quienes poseen dicho capital tienen que entrarle al “juego”.
La Entrevista con Luis de Llano es una cruda descripción de las dinámicas de desigualdad entre hombres, y entre estos y las mujeres, atravesadas por diversas relaciones de poder, la sexualidad y, seguramente, el dinero. Se deja de manifiesto que algunas mujeres buscan una posición, tal vez erotizando el poder que expolian y mantienen los hombres y, por otro lado, los hombres buscan reafirmar su poder (masculinidad) a través del sexo con mujeres.
Las mujeres proporcionamos poder simbólico y material a los hombres, el cual hace que otros hombres los reconozcan como “exitosos”. Si bien no somos víctimas perfectas lo que tenemos que cuestionar es por qué ellos pueden abusar de su poder y por qué algunas de nosotras, antes que asumirnos como víctimas “buenitas o perfectas”, usamos el capital erótico-sexual como estrategia de resistencia, subversión o protección, sin duda, ésta puede ser un arma de dos filos, pero ¿quién dijo que somos pasivas y dóciles, que no tenemos derecho más que a sufrir en silencio nuestra desgracia y, que no podemos, no debemos habilitar estrategias en contextos de desigualdad múltiple? Lo que tenemos que señalar, no son el tipo de estrategias que usamos las diversidades de mujeres sino las condiciones simbólicas y materiales que nos llevan a considerar dichas estrategias en sociedades sexistas, clasistas y racistas.
¡Qué la vergüenza cambie de bando!